El ascenso de José Medina Mora como próximo titular del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) obedece a una sintonía muy concreta entre los principales empresarios de denominado Grupo Monterrey y el magnate Antonio Del Valle, hombre fuerte del CMN.
Según revelaron a LPO en el entorno de Del Valle, un criterio determinante fue que Carlos Slim, el empresario más grande del país y cuya fortuna es imposible de disociar del Gobierno, no podía seguir manejando la principal central empresarial a través de Francisco Cervantes. Menos con la renegociación del T-MEC en puerta.
“Esta no es una competencia, en Estados Unidos hay muchas quejas de empresarios y políticos por el papel de Slim en los negocios con el Gobierno, tenerlo al frente del CCE no era una jugada conveniente”, explica un empresario al tanto de las negociaciones que dieron por resultado que Medina Mora se encamine a una candidatura de unidad.
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El animo hacia Slim en Washington no es bueno y ya quedó en evidencia en enero cuando buscó acercarse a Donald Trump, acompañado por Cervantes, sin chance alguna. Y es que, mientras públicamente los empresarios estadounidenses hablan del papel preponderante de CFE y Pemex en la energía, por lo bajo el nombre que más mencionan es el de Slim.
Del Valle inicialmente tenía mayor preferencia por Juan Cortina, pero, finalmente, los industriales del norte lo convencieron de suscribir la opción de Medina Mora, que tiene mejor diálogo con diversos actores del gabinete de Claudia Sheinbaum.

El empresario Antonio Del Valle en Palacio Nacional durante la presentación del primer informe de Claudia Sheinbaum.
La presidenta quedó, en esta elección, en un punto medio. Según mencionan en las centrales empresarias, rechazaba -por recomendación de Altagracia Gómez-, a Cortina mientras que elogiaba tanto las posibilidades de Sofía Belmar como así también Arturo Carranza. Medina Mora asomaba, así como la opción intermedia que terminó por imponerse.
A nivel de política interna, Del Valle venía diciendo desde marzo que los empresarios habían apoyado mucho a Sheinbaum, especialmente con las cuestiones migratorias frente a Trump, pero que a ellos no se los había escuchado en ningún aspecto de la administración, sumado, desde ya, a la reforma judicial. Esta idea, con ciertos matices, también pesó mucho al momento de descartar a los candidatos impulsados por Cervantes y Slim.