Pepe Mujica, nacido el 20 de mayo de 1935 en Montevideo, Uruguay, fue una de las figuras políticas más admiradas de América Latina. El expresidente uruaguayo falleció este 13 de mayo, a los 89 años de edad.
Su vida estuvo marcada por la lucha social, la resistencia armada, el encarcelamiento, y una profunda transformación que lo llevó a convertirse en presidente de Uruguay entre 2010 y 2015.
Su sencillez, discurso humanista y enfoque ético de la política lo convirtieron en un referente mundial.
De guerrillero a presidente
Durante los años 60 y 70, Mujica fue integrante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, un grupo guerrillero urbano que buscaba una transformación radical del sistema político uruguayo.
Debido a sus actividades insurgentes, fue arrestado y pasó casi 15 años en prisión, muchos de ellos en condiciones infrahumanas y aislamiento. Esta etapa de su vida fue determinante en su evolución ideológica.
Tras el retorno a la democracia en Uruguay en 1985, Mujica fue liberado bajo una ley de amnistía. En lugar de regresar a la lucha armada, optó por participar en la política institucional.
Fue cofundador del Movimiento de Participación Popular (MPP), integrado en la coalición de izquierda Frente Amplio. A partir de los años 90, ocupó cargos como diputado, senador y ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca.
Presidencia de Uruguay (2010-2015)
En 2009, Mujica fue elegido presidente de Uruguay y asumió el cargo en marzo de 2010. Su estilo de vida contrastó radicalmente con la imagen tradicional del poder: vivió en su pequeña chacra (granja) en las afueras de Montevideo, rechazó privilegios oficiales y donó el 90% de su salario a causas sociales.
Este enfoque austero le valió el apodo del “presidente más pobre del mundo”, aunque él prefería decir que era un hombre “rico en simplicidad”.
Durante su mandato, Uruguay implementó reformas progresistas que incluyeron la legalización del matrimonio igualitario, la regulación del aborto y la legalización del cannabis, siendo el primer país del mundo en regular su producción y venta por parte del Estado.
Mujica promovió un modelo de desarrollo basado en la justicia social, el respeto al medio ambiente y la solidaridad regional.
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Legado y pensamiento
Pepe Mujica fue reconocido internacionalmente por su visión filosófica y humanista de la política.
En múltiples discursos ha reflexionado sobre el consumismo, la desigualdad, la libertad y el sentido de la vida. Una de sus intervenciones más recordadas ocurrió en la Cumbre de Río+20 en 2012, donde cuestionó el paradigma del desarrollo basado en el crecimiento económico ilimitado.
Su legado trasciende las fronteras de Uruguay. Mujica se convirtió en un símbolo de coherencia, humildad y honestidad política. Sus libros y entrevistas siguen inspirando a millones de personas en el mundo.