Mario Vargas Llosa muere a los 89 años de edad

Mario Vargas Llosa murió este 13 de abril en Lima, Perú a los 89 años de edad, informaron sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana Vargas Llosa.

De acuerdo con un comunicado publicado por la familia, el escritor murió en paz y rodeado de sus familiares más cercanos.

“Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores alrededor del mundo, pero esperamos que encuentren consuelo”, detalla el comunicado.

Asimismo, informaron que al escritor se le despedirá en privado y que no habrá ningún evento público, dado que así fue el deseo de éste.

“Nuestra madre, nuestros hijos y nosotros mismos confiamos en tener el espacio y la privacidad para despedirlo en familia y en compañía de amigos cercanos”, añadió la familia en el comunicado.

¿De qué murió Mario Vargas Llosa?

Aunque la familia informó que el escritor murió en paz y rodeado de sus seres queridos, hasta el momento no se ha revelado cuáles fueron las causas de su muerte.

¿Quién fue Mario Vargas Llosa?

Mario Vargas Llosa fue uno de los escritores más influyentes de la literatura hispanoamericana contemporánea.

Nacido en Arequipa, Perú, el 28 de marzo de 1936, Vargas Llosa fue reconocido por su prolífica carrera como novelista, ensayista, periodista y político.

Ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010, es autor de obras emblemáticas como La ciudad y los perros (1963), Conversación en La Catedral (1969) y La fiesta del chivo (2000), que lo posicionan como una figura central del llamado “Boom latinoamericano”.

Su estilo literario se caracteriza por una narrativa densa, estructuras complejas y un profundo análisis de los contextos sociales y políticos de América Latina.

Además de su carrera literaria, Vargas Llosa tuvo una participación activa en la política, incluyendo su candidatura presidencial en Perú en 1990.

El conflicto con Gabriel García Márquez

Uno de los episodios más comentados en la vida de Mario Vargas Llosa es su célebre y enigmático conflicto con el escritor colombiano Gabriel García Márquez.

Ambos formaron parte del Boom latinoamericano y mantuvieron una estrecha amistad durante los años sesenta y principios de los setenta.

Sin embargo, en 1976, en un incidente ocurrido en la Ciudad de México, Mario Vargas Llosa golpeó a García Márquez en el rostro frente a varios testigos, dejando al colombiano con un ojo morado.

Las causas exactas del conflicto nunca fueron aclaradas oficialmente, aunque se ha especulado que tuvo que ver con diferencias ideológicas y personales, posiblemente relacionadas con asuntos sentimentales.

Lo cierto es que el incidente marcó una ruptura definitiva entre dos gigantes de la literatura que, hasta ese momento, habían compartido mutua admiración y colaboración intelectual.

Legado y relevancia actual

Mario Vargas Llosa fue una figura central tanto en el ámbito literario como en el debate público.

Sus obras han sido traducidas a decenas de idiomas, y sus ensayos siguen alimentando discusiones sobre la democracia, la libertad individual y el papel del intelectual en la sociedad.

El conflicto con García Márquez, aunque anecdótico, es un reflejo de las intensas pasiones que rodean a los grandes creadores, y sigue siendo un tema de interés en la historia de la literatura latinoamericana.

A Mario Vargas Llosa se le atribuye la frase de la “dictadura perfecta” al referirse al gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México, durante varias décadas.

¿Cuáles son los libros que escribió Mario Vargas Llosa?

Novela

  • La ciudad y los perros (1963)
  • La casa verde (1966)
  • Conversación en La Catedral (1969)
  • Pantaleón y las visitadoras (1973)
  • La tía Julia y el escribidor (1977)
  • La guerra del fin del mundo (1981)
  • Historia de Mayta (1984)
  • ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986)
  • El hablador (1987)
  • Elogio de la madrastra (1988)
  • Lituma en los Andes (1993)
  • Los cuadernos de don Rigoberto (1997)
  • La fiesta del chivo (2000)
  • El paraíso en la otra esquina (2003)
  • Travesuras de la niña mala (2006)
  • El sueño del celta (2010)
  • El héroe discreto (2013)
  • Cinco esquinas (2016)
  • Tiempos recios (2019)
  • Le dedico mi silencio (2023)

Ensayos y crónicas

  • La orgía perpetua: Flaubert y “Madame Bovary” (1975)
  • Contra viento y marea (3 volúmenes, 1983-1990)
  • La verdad de las mentiras (1990)
  • Desafíos a la libertad (1994)
  • El lenguaje de la pasión (2000)
  • La civilización del espectáculo (2012)
  • La llamada de la tribu (2018)

Teatro

  • La señorita de Tacna (1981)
  • Kathie y el hipopótamo (1983)
  • La Chunga (1986)
  • El loco de los balcones (1993)
  • Ojos bonitos, cuadros feos (1996)

Envía Jon Fosse mensaje con motivo del Día Mundial del Teatro

“Todo buen arte contiene precisamente eso: algo extraño, algo que no podemos comprender completamente y que, sin embargo, entendemos de cierto modo”, es parte de la reflexión que el Nobel de Literatura (2023), Jon Fosse, hace este 27 de marzo: Día Mundial del Teatro.

El recién nombrado Premio Nobel de Literatura, Jon Fosse, ha escrito una carta para celebrar el Día Mundial del Teatro, este 27 de marzo. Te compartimos sus palabras.

“Todo buen arte contiene precisamente eso: algo extraño, algo que no podemos comprender completamente y que, sin embargo, entendemos de cierto modo”, es parte de la reflexión que el Nobel de Literatura (2023), Jon Fosse, hace este 27 de marzo: Día Mundial del Teatro.

Esta festividad fue creada en 1961 con el objetivo de resaltar la importancia de la disciplina artística a nivel internacional y esto lo tiene muy claro el dramaturgo noruego.

Las primeras horas de este miércoles, el equipo del Instituto Internacional del Teatro, difundió la carta que Jon Fosse ha escrito.

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Sin embargo, al cierre del mensaje, el autor resalta que ha hablado del “arte en general, no del arte teatral en particular“, pues precisa que “todo buen arte, en el fondo, gira en torno a lo mismo: tomar lo singular y específico para hacerlo universal“.

A continuación, te compartimos la carta completa:

“Cada persona es única y, al mismo tiempo, como todas las demás. La apariencia, se puede ver, es cierto, pero también hay algo dentro de cada persona que le pertenece, que la hace única. Podemos llamarlo alma o espíritu, o bien, podríamos no ponerle palabras, simplemente dejar que esté ahí.

Al mismo tiempo que somos diferentes, también somos iguales. Las personas de todo el mundo somos fundamentalmente iguales, sin importar qué lengua hablamos, que color de piel o de cabello tengamos.

Quizás esto sea una especie de paradoja: que somos completamente iguales y diferentes al mismo tiempo. Tal vez una persona es paradójica en su conexión entre el cuerpo y el espíritu, entre lo terrenal y tangible y lo que trasciende los límites materiales y terrenales.

El arte, el buen arte, consigue a su manera y de forma fabulosa reunir lo absolutamente único con lo universal. Nos permite entender la diferencia entre lo extraño y lo universal. Al hacerlo, el arte trasciende las fronteras de los lenguajes y los límites geográficos. Reúne, no solo las cualidades individuales, sino también, las características de un grupo de personas, por ejemplo, las naciones.

El arte no se expresa provocando que todo sea igual, por el contrario, nos muestra nuestras diferencias, aquello que es ajeno o extraño. Todo buen arte contiene precisamente eso: algo extraño, algo que no podemos comprender completamente y que, sin embargo, entendemos de cierto modo. Contiene lo enigmático, algo que nos fascina y por lo tanto nos lleva más allá de nuestros límites y así crea la trascendencia que todo arte debe contener y a la cual conducirnos.

No se me ocurre una mejor manera de unir los opuestos. Es exactamente el enfoque inverso al de los conflictos violentos que vemos a menudo en el mundo, que alimentan la tentación destructiva de aniquilar todo lo extraño, todo lo único y diferente, comúnmente utilizando los inventos más inhumanos que la tecnología ha puesto a nuestra disposición. Hay terrorismo en este mundo. Hay guerra, puesto que la gente tiene un lado animal que lo lleva a ver lo extraño como una amenaza a su propia existencia, en lugar de ver el fascinante enigma que eso representa.

Y entonces lo único, lo diferente que es universalmente comprensible, desaparece. Dejando atrás una semejanza colectiva donde todo lo diferente es una amenaza que debe ser erradicada. Lo que vemos desde fuera, se ve como desigualdad, por ejemplo, las religiones o ideologías políticas, se convierten en algo que debe ser derrotado y destruido.

La Guerra es la batalla contra lo que yace en lo más profundo de cada uno de nosotros: lo único. Y es una batalla contra todo arte, contra la esencia más íntima de todo arte.

He hablado del arte en general, no del arte teatral en particular, esto se debe a que todo buen arte, en el fondo, gira en torno a lo mismo: tomar lo singular y específico para hacerlo universal. Articula en su expresión artística aquello único con lo universal: no eliminando lo singular, sino enfatizándolo; dejando que lo extraño y lo desconocido brille claramente.

Es tan simple como que la guerra y el arte son opuestos, como la guerra y la paz son opuestos. El Arte es paz“.

JON FOSSE
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