El efecto Buen Fin distorsiona la inflación de noviembre, pero no la tendencia

El efecto Buen Fin distorsiona la inflación de noviembre, pero no la tendencia

La inflación por encima de lo esperado en la segunda quincena de noviembre tiene una explicación puntual: los descuentos del Buen Fin. Según explicó Julio Ruiz, economista jefe del Citi, la comparación interanual está distorsionada porque el año pasado las promociones se concentraron en la segunda mitad de noviembre, mientras que este año ocurrió al revés. Esa diferencia de calendario “ensucia” el número y le quita señal sobre la tendencia real de los precios.

Eso no quita que la inflación sea persistente sobre todo, el indicador subyacente, que sigue mostrando mayor resistencia a bajar y se ubica por encima del objetivo de Banxico. Dentro de ese componente, el principal problema es la inflación de servicios.

De acuerdo con el economista jefe del Citi, esta dinámica está muy ligada al mercado laboral. La recuperación del empleo formal y, sobre todo, los aumentos acumulados del salario mínimo en los últimos años están teniendo impacto directo sobre los salarios promedio. Ese efecto se traslada con fuerza a los servicios, que tienen una estructura de costos muy intensiva en mano de obra.

La inflación repunta a 3.8% y reta las proyecciones de Banxico 

Un dato clave para entender ese proceso es que el salario mínimo dejó de ser marginal dentro del mercado laboral formal. Hoy, cerca del 20% de los trabajadores formales percibe el salario mínimo, cuando hace una década ese porcentaje era inferior al 5%. Ese cambio estructural presiona al alza los costos salariales y dificulta la desinflación del sector servicios.

Del lado de los bienes, la inflación comenzó a mostrar un rebote, lo que agrega riesgos hacia adelante. En Citi advierten que esos riesgos podrían intensificarse en 2026. El primero es la aplicación del IEPS a inicios del próximo año. Aunque se trata de un aumento que ocurre una sola vez, su efecto se sentirá en la inflación interanual hasta enero de 2027, con un impacto concentrado en los precios de bienes.

A eso se suma el riesgo de nuevas presiones derivadas de los aranceles a China, que podrían encarecer productos importados y trasladarse a precios internos. Todo este conjunto de factores hace que la inflación subyacente tienda a volverse más persistente para 2026.

 Hoy cerca del 20% de los trabajadores formales percibe el salario mínimo, cuando hace una década ese porcentaje era inferior al 5%. Ese cambio estructural presiona al alza los costos salariales y dificulta la desinflación del sector servicios

En ese contexto, Citi proyecta que la inflación subyacente se ubique en 4.4% en 2026, por encima del consenso del mercado, que se encuentra en 3.92%. Sin embargo, cada vez más analistas comienzan a revisar sus estimaciones al alza, precisamente por estos riesgos que dificultan una baja más rápida de los precios.

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