Kenneth Smith: “El gobierno no logró el objetivo de resolver el tema arancelario con EU antes de fin de año”
Del otro lado de la pantalla y con una biblioteca de fondo, Kenneth Smith sonríe con la seguridad de quien conoce cada engranaje del comercio norteamericano. En 2017 fue jefe negociador técnico del T-MEC, el tratado que hoy respalda más del 80% de las exportaciones mexicanas. La revisión del tratado y el estancamiento del diálogo arancelario volvieron a ponerlo en el centro del debate.
En entrevista con LPO, Smith advierte que México llega al cierre del año sin haber destrabado los aranceles impuestos por Estados Unidos, y que la discusión se empalmó con los tiempos del tratado, en un escenario donde Washington no oculta su intención de usar el comercio como palanca política.
Desde su experiencia negociadora, explica qué margen real tiene México, qué está buscando la Casa Blanca y qué variables definirán el rumbo de la relación comercial en 2026.
¿Cree que, tal como promete Marcelo Ebrard, la negociación por los aranceles de EU se va a solucionar antes de fin de año?
México está pagando aranceles por tres bloques de productos- los generales, automotrices y acero, cobre y aluminio-, con una prórroga que evitó una suba de 25 al 30% en los primeros dos grupos. No queda claro si EU la va a extender, pero ya está sucediendo que esta negociación, que el gobierno buscaba cerrar antes de comenzar a hablar del T-MEC, se está empalmando con la revisión. Yo creo que EU utiliza los aranceles como un mecanismo de presión en el proceso de revisión. La decisión ya está tomada y, a pesar de que el gobierno de México ha venido diciendo que podría haber un acuerdo integral en materia comercial, de migración y seguridad antes de fin de año, no lo hemos visto y ya estamos muy cerca de la fecha.
¿Cómo evalúa al equipo negociador por parte de México?
El gobierno de México lleva nueve meses negociando con la administración Trump, con una decisión política de no confrontar ni tomar represalias contra EU de manera inmediata. Creo que ese fue un acierto de la presidenta Sheinbaum, sobre todo viendo la posición en la que quedaron otros países que sí confrontaron, como Canadá, Colombia, la UE. México ha mostrado avances en materia de migración y seguridad, que han sido reconocidos por el gobierno de EU, pero esto no ha llevado a una eliminación de los aranceles. La estrategia del equipo de Economía es minimizar los aranceles, y lograron una prórroga para que los generales no incrementaran a 30%. Sin embargo, no hay una garantía de que no vayamos a tener aranceles adicionales en un futuro. Es un riesgo inminente, por eso yo me refiero siempre a que este trato especial que se le está dando a México con los aranceles es una situación muy volátil, que depende únicamente del estado de ánimo y de la discrecionalidad del presidente de los EU.
Para conseguir la prórroga del aumento al 30%, EU pidió que México revise determinadas barreras paraarancelarias ¿Ya está viendo algún cambio en este sentido?
Esa lista la han mantenido con confidencialidad, no la han hecho pública pero quienes la conocen – funcionarios de la Secretaría de Economía, de EU, exfuncionarios, y miembros del sector privado- señalan que ha habido avances, sobre todo en los temas que están bajo el control del ejecutivo, como los retrasos en la emisión de ciertos permisos sanitarios, o cuestiones administrativas. Sin embargo, también hay barreras que tienen que ver con reformas constitucionales, ya sea en materia de electricidad, los reguladores que perdieron la independencia, o la preocupación con cómo va a operar el Poder Judicial. Esos temas son más complejos de resolver. Pero de nuevo hay que entender que, si bien hay avances en esa lista, nada ha llevado a una eliminación de los aranceles por parte de EU.
Kenneth Smith durante la negociación técnica para el T-MEC
¿Cuál es, en la práctica, el calendario posible para esta revisión y sus distintos escenarios?
La única fecha final que existe es el término actual del tratado, que va del primero de julio de 2020 al primero de julio de 2036. En el medio, los tiempos van a depender de la naturaleza de la revisión. Hay diversos escenarios que podrían darse. Primero hay que entender que la revisión no es en automático una renegociación. Lo que plasma el acuerdo es que los tres países tienen que analizar cómo se está implementando y presentar recomendaciones sobre cómo mejorar su operación. Estas recomendaciones pueden ser de carácter administrativo, lo que llevaría al primer escenario, que sería una revisión rápida. Sin embargo, nada impide que alguno de los países pudiera pedir como parte de esas recomendaciones hacerle cambios sustantivos al tratado, es decir, reabrir texto, reabrir compromisos y renegociar. Si eso sucede, esto puede resolverse en la segunda mitad del 2026, o bien extenderse más allá del año entrante. El mismo tratado contempla repetirlo cada año en el caso de no llegar a un acuerdo. Hay una tercera alternativa que sería que EU, que tiene mucha preocupación con la penetración de producto chino en Norteamérica, la triangulación de acero y aluminio, la inversión de China en sectores estratégicos, etcétera que llevarían normalmente a la renegociación del tratado, lo aborde de manera trilateral o bilateral sin tocar el tratado. Sería lo más rápido, lo más limpio, lo que brindaría mayor certidumbre, pero es muy poco probable que eso suceda.
¿Es posible que EU busque endurecer la cláusula de caducidad, o forzar una revisión anual? ¿Qué riesgo real implica para México?
Es difícil saber en este momento los planteamientos específicos que hará EU en la revisión. Lo que es un hecho es que, si se solicita una renegociación parcial o total del acuerdo, esto fácilmente podría tomar más de seis meses e inclusive la revisión podría extenderse hasta el 2027. Pero en las demás negociaciones que está llevando a cabo EU, Trump ha intentado llegar a acuerdos rápidamente y anunciarlos para generar un efecto mediático, inclusive cuando las negociaciones en realidad están muy lejos de haber concluido. Así que podemos esperar que EU muestre prisa para tratar de cerrar un acuerdo con México y Canadá rápidamente, y dependerá de la habilidad de los negociadores mexicanos y canadienses no caer en ese juego de Trump. Lo importante es negociar bien, no negociar rápido. Al final del día lo que importa es que el resultado sea positivo para nuestro país, y si eso implica que la negociación tome más tiempo, no debemos apresurarnos.
¿Ve posible que EU decida salir unilateralmente del acuerdo?
Ese sería un cuarto escenario, que veo muy poco probable. Se han hablado muchas cosas: incrementar los aranceles, mantener aranceles base, poner restricciones cuantitativas, pero en ningún momento se habla de abandonar el tratado. En las consultas públicas al USTR, casi el 80% de las cartas recibidas, que fueron más de 1,500, se encuentran a favor del tratado, señalando que le ha traído grandes beneficios a muchos sectores. No creo que Trump quiera, en este momento de presión y baja popularidad por la que está pasando, generar una revolución al interior de EU.
El informe que Estados Unidos entregará al Congreso en enero, ¿permitirá saber si el proceso apunta a una revisión administrativa o a una renegociación del acuerdo?
No hay una garantía de que este informe vaya a ser tan detallado y específico como todos quisiéramos. Sobre todo porque la administración Trump ha tratado de evitar dar detalles al Congreso sobre todas las negociaciones que está llevando a cabo con otras regiones. En ese caso, va a subsistir la incertidumbre que queremos evitar.
En esta negociación, ¿México llega subordinado a EU?
No. Obviamente hay una presión muy fuerte de EU sobre México, pero no se compara con las condiciones de negociación que tuvieron otras potencias, que llegaron a un acuerdo totalmente desigual en pos de lograr una certidumbre hasta que termine la administración Trump. Nuestra ventaja es un instrumento jurídico que se llama T-MEC, que establece una serie de compromisos y obligaciones que, si bien Trump puede no cumplirlas, le dan un marco institucional. Otra característica que fortalece la posición negociadora de México es que es el principal socio comercial de EU. Por el lado de EU, hay varios elementos que pueden afectar la negociación, como el impacto inflacionario de los aranceles, que ya se empieza a ver en las derrotas políticas que tuvo Trump y los republicanos en algunos estados, y en las encuestas que mencionan el costo de vida como un gran malestar. Eso opera a nuestro favor, en el sentido de que da la señal de que los aranceles no son la solución.
¿Cuál sería el escenario ideal y cuál el posible de cara a esta renegociación?
El inicio de la conversación de México debe ser la defensa del libre comercio. Ese es el escenario ideal. A partir de esa vara alta, el escenario posible es tratar de reducir al mínimo las presiones de EU para establecer aranceles, barreras técnicas, cupos, etcétera.
¿Con qué resultado diría que México llegó a un buen acuerdo?
Todo es relativo a cómo quedan los demás países del mundo. No hay un número mágico, ni a nivel general ni a nivel sectorial. La postura debe ser que no haya aranceles. Y, en la medida en que los haya, que sean mejores que el resto del mundo. Ahora estamos en una situación en la que pagamos un arancel de 50% en acero y aluminio, que afecta enormemente a las exportaciones automotrices, mientras que EU está negociando cupos especiales con la Unión Europea, Reino Unido y Japón, lo que nos deja en desventaja. Ese es un tema importante a tratar.
El próximo paso es la conferencia de la USTR para este miércoles. ¿Cuán importante es, qué se define ahí y a qué tenemos que estar atentos?
La audiencia que organiza USTR ofrece la oportunidad a muchas de las empresas que presentaron cartas como parte de la consulta de presentar un resumen de sus posturas. No se definirá nada en concreto per se, pero será útil para escuchar de viva voz los planteamientos sobre el TMEC de empresas, asociaciones, sindicatos e instituciones académicas.
¿Cómo ve a la economía de México en 2025?
En los últimos años la economía mexicana exhibe un crecimiento bastante reducido, por debajo del 1% este año y con la posibilidad de que esta cifra sea similar para el próximo. Mucho de esto depende de la relación comercial con EU, considerando que el sector externo es sumamente importante para México ya que el 35% de nuestro Producto Interno Bruto (PIB) es equivalente a nuestras exportaciones, y el 83% de esas exportaciones se van a EU. A esa curva de crecimiento bastante plana, se le suma una presión fiscal en un gobierno que logró una baja del 6 al 4% del déficit a costa de un recorte en obra e inversión pública, y con una clara apuesta para fomentar más inversión privada.
¿Cuáles son los waivers de crecimiento para el 2026?
Depende directamente de la capacidad de mantener esta situación que no tiene ningún otro país del mundo más que Canadá, que es un acuerdo con acceso irrestricto en todos los productos al mercado de EU. No sabemos bajo qué condiciones se va a mantener, ni tampoco si se va a recrudecer esta situación arancelaria ya sea con aranceles más altos o a más cantidad de productos. Pues todo esto puede acabar impactando en las exportaciones y la inversión en nuestro país. Sin embargo, a pesar de la turbulencia económica que genera la incertidumbre por la relación con EU, los aranceles, el crecimiento aplanado y los retos económicos y fiscales, la economía mexicana se muestra resiliente con flujos de inversión extranjera apuestan a mediano y largo plazo en México.
