El anuncio del secretario de Economía Marcelo Ebrard sobre un “récord histórico” de inversión extranjera directa en el tercer trimestre volvió a abrir un debate que los analistas conocen bien: el uso de cifras preliminares de la Secretaría de Economía frente a los datos revisados que publica Banxico.
Nadie discute que, en la serie preliminar, el dato es el más alto. El problema es que esas cifras suelen modificarse unos meses más tarde y, al compararlas contra las revisadas, el crecimiento luce mucho más moderado. Para algunos analistas consultados por LPO, esto puede generar una percepción inflada del dinamismo real.
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Rodolfo Ostolaza, subdirector de Estudios Económicos Banamex explica que la práctica de usar cifras preliminares tiene respaldo técnico porque así se calcula internacionalmente. Pero admite que el resultado puede ser confuso.
“Cuando Banxico publica la Balanza de Pagos (25 de noviembre para el 3T25), incorpora revisiones importantes (encuestas adicionales, conciliación con contrapartes extranjeras, ajustes contables, etc.) a la serie histórica, pero utiliza el dato de IED de la SE para el último dato”, asegura consultado por esta redacción y agrega que esto no invalida el anuncio de “récord” (porque lo es en la serie preliminar), pero sí genera una percepción de sobrestimación del dinamismo cuando el dato definitivo (que se conoce varios trimestres después) muestra un crecimiento más modesto.
“En el pasado ha ocurrido lo mismo, y la práctica de la SE de destacar siempre el preliminar ha sido criticada por analistas precisamente por estas discrepancias”, remata.
Delia Paredes, socia de Transeconomics advierte que calificar de récord a cifras preliminares no es metodológicamente sólido. Señala que, sin datos definitivos, se corre el riesgo de sobredimensionar un repunte que puede ajustarse más adelante.
El análisis por componentes también muestra un panorama más complejo que el titular del récord. La reinversión de utilidades cayó casi 10% y es el elemento que más preocupa porque suele ser el más estable. Las nuevas inversiones rebotaron más de 200%, pero venían de niveles muy bajos después de dos años de caídas fuertes. Y el salto en las cuentas entre compañías, más de 100%, refleja sobre todo financiamiento intragrupo y no necesariamente proyectos nuevos. Según Ostolaza, en 2025 hay empresas que están financiando a sus filiales mexicanas vía deuda interna porque es más barato que fondearse en pesos.
Al analizar los componentes Paredes coincide en que, pese al rebote parcial, México sigue sin atraer nueva inversión a gran escala. Lo que se observa, dice, es estabilidad de operaciones ya existentes, pero poca decisión de abrir proyectos frescos en un contexto de incertidumbre regulatoria y comercial.
Desde Banco Base, Gabriela Siller apunta a que el crecimiento de la nueva inversión en 2025 ocurre tras desplomes en 2023 y 2024. Incluso con el repunte, sigue más de 50% por debajo del nivel que tenía en 2022.
Para los analistas, la inercia de 2025 puede sostenerse si se mantienen las nuevas inversiones del 3T25 y el nearshoring recupera tracción. Pero todos coinciden en que la revisión del TMEC en 2026 y la incertidumbre regulatoria seguirán condicionando la velocidad con la que esas decisiones se materializan en proyectos reales.
