Octavio Romero resiste en Infonavit, incrementa seguridad y espera por cambios en Pemex
El director del Infonavit Octavio Romero oscila entre la tensión y la ambición. En las últimas semanas, según cuentan en el Instituto, se extremaron las medidas de seguridad respecto a su persona: aparecieron nuevas camionetas blindadas, se instalaron vidrios antibalas en los principales despachos y, detalle que generó malestar, se volvió a cerrar el comedor ejecutivo donde ahora solo accede la plana mayor tabasqueña. La gestión anterior lo había democratizado para el grueso de los empleados.
El hermetismo y la paranoia agitan especulaciones de todo tipo sobre los riesgos y temores que persiguen a quien fuera durante seis años director de Pemex. Cerca de Romero dicen que la seguridad tiene en realidad que ver con la agitada vida política de Tabasco, donde Javier May, que se asume como hombre de Romero, todavía circula en el espinoso laberinto del affaire de “La Barredora”.
En paralelo a esta vigilancia, la expectativa de qué sucederá en Pemex si Víctor Rodríguez renuncia en breve. En el Infonavit creen que la gestión del director general ya está en su fase final y que desde Palacio no lo despiden solo porque temen que, desde Palenque, se reclame esa posición.
Un mensaje muy complejo, porque vendría a instalar la idea de que cómo se erró con la designación de Rodríguez, ahora le toca al obradorismo definir el futuro de la petrolera estatal.
El entorno del expresidente, además, está envalentonado porque con el paso de los días se cristalizó el mensaje deseado: que Alejandro Gertz Manero no salió de la Fiscalía General tanto por un deseo de fortaleza política de Palacio, sino, más bien, por la furia de Palenque respecto a la explosiva testimonial del empresario Raúl Rocha Cantú.
Este cambio de viento refuerza a Romero en el Infonavit y reduce los rumores de que el subsecretario de Gobernación César Yáñez, sumamente alineado con Palacio, pudiera desembarcar en el Instituto.
Con este tablero es que Romero ahora vislumbra un potencial avance: ya controla Pemex Exploración y Producción con su hombre de confianza Ángel Cid. La salida de Rodríguez ofrece la posibilidad de un asalto a la dirección general.
Por cierto: Miguel Ángel Lozada, jefe real de Cid, dio a entender hace unos días en Villahermosa que el tesorero capitalino Juan Pablo De Botton estaría listo para ser director general de Pemex. Habladurías potenciadas por cierto malestar de De Botton al interior del staff de Clara Brugada.
Al tanto de todo este panorama es que Rodríguez intentará, antes de que termine el año, presentar al menos un puñado de alianzas con privados. En Anzures se habla de las empresas Harbour, Woodside y, en un gran esfuerzo de persuasión, Petronas. A Carlos Slim ya se lo da por descontado.
